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Ponente LUIS PÉREZ SANTIAGO
(Autor del libro “todo es posible”, especialista en el método Silva)
Para dejar de sufrirlo no me tengo que centrar en lo que ocurre, sino como en cómo me lo tomo.
Tan malo en sufrirlo en exceso como por defecto. La clave está en la equilibrada intensidad.
Y la gran herramienta para combatirlo y equilibrarlo está en la relajación.
Yo soy el único responsable de mi vida y de lo que me pasa en ella.
Y por tanto no me valen los es qué, las excusas, la culpa la tienen otros…
Lo que creo, lo que acepto (real o no, subjetivamente) se convertirá en real y analizado por mi mente como objetivo y verdadero.
Tengo que revisar todas mis creencias.
El deseo es la gasolina, incluso el motor. En función de la intensidad de mis deseos, lograré o no.
Tengo que desear con verdadera intención, y tener claro que todo lo que existe es porque, alguien, algún día, lo deseo. Así que, si deseo con la suficiente intención e intensidad, será.
La certeza de lo intangible.
El poder de las afirmaciones positivas “yo puedo…” e interiorizarlas es la clave.
Desde la calma, pero que sean rápidas.
Tengo que analizar las distintas opciones en base a qué sería lo peor que podría pasar si…
Tengo que amar lo que hago, lo que tengo, lo que soy…
Tengo mis propios valores, decido por mí mismo, me centro en lo que depende de mí, mi actitud es positiva y contagiosa…
He eliminado los “no puedo, soy así, no tengo tiempo, no me dejan, pero, tengo que, si mejorase, esto o este me pone enfermo…”
Los he cambiado por los “yo puedo, yo decido, yo elijo, yo actúo…”
Voy a anotar palabras habituales de mi vocabulario cotidiano y las voy a convertir en positivas (“se me ha hecho tarde” por “voy a tener que ir más rápido”…).
El entusiasmo multiplica el efecto de cualquier acción positiva.
No voy a parar, ni a relajarme, ni a cansarme… Voy a ser constante, disciplinado, a trabajar sin descanso… hasta que consiga lo que quiero.
Existe la perseverancia ciega (creo que me sobrará tiempo), la aleatoria (voy a ráfagas) y la planeada (me lo planifico todo).
No niego la realidad, asumo lo que es… Esto es imprescindible para que se produzca el cambio.
Si me engaño a mí mismo, no habrá cambio.
No la busco fuera, genero mi propia automotivación.
Es el alimento de la pasión.
Me voy a rodear de gente que me motive, o al menos de gente que no me desmotive.
Vamos a pensar en 3 situaciones del pasado, complicadas, en las que decidí algo que salió bien. Y otras 3 en las que las cosas no salieron tan bien.
Al hacerlo podremos comprobar que de cualquier problema que tuvimos al final conseguimos encontrar una solución o aprender algo que antes no sabíamos. Y ambas cosas son buenas.
Está claro que, ante cualquier circunstancia, cuando hice lo que está en mi mano y algo más, los problemas se solucionaron, o mejoró la situación anterior y yo mismo me convertí en mejor.
